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Bye bye Absolut Vodka

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Llorando lágrimas de vodka, de Absolut Vodka estoy…

Nueva botella de Absolut Vodka

Esta vez, sin mezclas de por medio, ni naranja, ni limón, el tintineo de dos o tres hielos cuando muevo el largo vaso de cubata y así a palo seco voy consumiendo lo que quedaba de aquella vieja botella.

Es la última de su especie, otro icono que cae.

Junto con ella me siento desolado con la destrucción despiadada que ha sufrido algo tan icónico como esta botella original de vodka que tanto tuvo que ver con mi etapa de post-adolescente discotequero.

La botella de Absolut Vodka, cuya forma que conocíamos hasta ahora databa de 1979 ha sido rediseñada, y con ello destruida en este 2021.

Lamentablemente, para mi, con el nuevo diseño de su packaging ha perdido mucho, por no decir, todo de su icónica identidad.

La simplicidad no siempre funciona.

Ahora la botella de Absolut Vodka será una botella más, bonita eso es innegable, aunque más barata para la vista y sobre todo sin un ápice de aquella fuerte identidad que tanto le dábamos en las diferentes fases que experimentábamos los largos fines de semana bailando apoyados en la barra del bar, del pub, de la disco, inspirados por ella, la botella.

Si algo funciona, no lo toques

Aquello del que si funciona no lo toques es algo que las nuevas generaciones que han heredado tan gran marca de licores no han sabido aplicar.

A veces queremos cambiar lo inmejorable, lo perfecto, por sucedáneos que ni aportan ni suman, al revés restan y destruyen identidades tan arraigadas en el colectivo que las iconizó en su día.

Quizá me estoy sobrepasando cuando pienso que pasaré por al lado de estas botella sea donde sea, en la discoteca de viejos elefantes, o incluso en el super y las ignoraré por completo, por el simple hecho de haber cambiado, porque pienso que tras ese cambio su sabor no será el mismo.

Sin aquella mágica botella que envolvía tan poderoso líquido su efecto en mi mente estará de más, será una más de las muchas botellas de licores que pueblan las barras de los bares musicales y las vitrinas de los licores protegidos de los supermercado.

¿Qué ha cambiado en el Absolut Vodka?

El antes… snifff! y el después puajjj!!!

La nueva botella ahora incorpora una pegatina, una vulgar pegatina, cuando antes era vidrio puro, belleza, esencia sin baratas pegatas que ensuciasen tan codiciado objeto de arte.

El señor con el sello grabado ha perdido importancia, ahora parece una foto, dejada ahí como por error, y no un sello grabado en el puro vídreo.

La letra A, esa que tocábamos, acariábamos y notábamos suavemente como rascaba nuestros dedos tampoco está.

Además ha perdido su largo párrafo con esa tipografía serif, un extenso párrafo que habré intentado leer sin éxito alguno cientos, o incluso miles de veces, pero que por su escasa legibilidad, su extensión, y por, no vamos a negarlo, el lejano interés que despertaba en mi, el cual sólo acudía a mi a partir de la cuarta o quinta copa, jamás llegué a entender, o de hacerlo, jamás lo logré recordar.

Pero alto, los cambios parecen no acabar ahí, incluso esa tipografía no es la misma, se ha domesticado, se le han quitado los extensos bigotes que tenía en post de hacerlo más legible.

Ahora nos damos cuenta de que ese vodka, ese vodka absoluto es más sueco que ruso, alto! era sueco entonces? No se, pero parece que los derroteros de algo tan auténtico se desploman ya de sus inicios.

Tanto para mi, como para muchos el vodka es ruso, o al menos en su origen, aunque sea este onírico, y no quiero sucedáneos suecos, por mucha botella bonita con la que me lo quieran vender.

Ala! ya está, ya tengo la excusa para acabar de despreciar tal equivocado cambio, tanto minimalismo tanto minimalismo digo yo que no será bueno.

Repito, lo icónico, no debemos tocarlo.