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Hogar, dulce hogar

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Hogar, dulce hogar
Hogar, dulce hogar

El hogar…,¿qué es el hogar? … nos preguntamos una y otra vez. Aunque…, ahora que lo pienso, me parece que no, que me equivoco, que la pregunta es sobre la vida, ¿no? (la vida, ¿qué es la vida?…)

Bueno, sea como fuere, preguntarse por el hogar tampoco está mal. En definitiva, pasamos gran parte de nuestra vida ahí, ¿no?, en el hogar (quiero decir).

¡Ay! Hogar, dulce hogar…

Pues respondiendo a la pregunta,  nos gustaría decir que, entre otras cosas, el hogar podría ser nuestra casa, refugio, vivienda, habitáculo, espacio privado, lugar íntimo… creo que todos estos epítetos pueden considerarse nuestro hogar, ¿no?

El hogar, ese lugar único, que nos pertenece, que es nuestro.

El hogar es como nuestro segundo yo (o quizás el primero), porque ahí es donde realmente nos comportamos tal y como somos. Refugiados de la mirada externa, separados momentáneamente del «otro».

El hogar, nuestra preciada posesión

En el hogar, en nuestra casa, somos los dueños de nosotros mismos, es nuestra preciada posesión. En el hogar no tenemos jefes, somos autónomos, nos gobernamos como nosotros queremos. Vamos, que en el hogar nos sentimos como si estuviéramos en nuestra propia casa (¿bromeas?, ¡jaja!)

Aunque algunas veces hemos que admitir que eso es una quimera, que porque pensemos que hacemos lo que queremos en nuestra propia casa, no es del todo real, sobre todo cuando compartes vivienda, ya sea en familia, con amigos o simplemente con compañeros de piso.

Porque está muy bien pensar que en nuestra propia casa somos los dueños del “mambo” y marcamos el ritmo a nuestro antojo. A ver, que sí, que en parte es así, ¿cómo no?, faltaría más, pero como he dicho antes, tampoco es del todo real, porque aunque estés en tu propio hogar, en la mayoría de los casos lo estás compartiendo con más personas.

Y cuando compartes tu hogar con alguien más, también compartes todo lo demás, y eso significa que nunca acabas de estar solo, por mucha autonomía que tengas, siempre debes pactar unos mínimos de convivencia válidos para todos, aunque eso signifique reprimir esos impulsos salvajes que te caracterizan, jaja!!

Por otro lado, si lo que resultas es que vives sol@, entonces, eso ya sería harina de otro costal. En este caso no te digo nada. ¡Qué te voy a contar! Si ese es tu caso, entonces, ya sabes que puedes hacer lo que te dé la gana, en todo momento y a cualquier hora. Pero eso sí, ¡ojito! pensando en los vecinos, ¡eh!, que tampoco es cuestión de “liarla”, que todos tenemos que dormir, eh?…

Más accesorios del hogar

Por otro lado, conforme te íbamos hablando del hogar habrás podido observar que te hemos ido mostrando algunos accesorios o complementos del hogar con los que decorar tu casa.

A continuación te iremos mostrando unos cuantos más para que puedas decidir cuáles son los que más te gustan. Por ejemplo estos bonitos cojines para el sofá:

O si lo que prefieres es sentarte cómodamente no en el sofá, sino en el suelo, a continuación te enseñaremos unas bonitas, prácticas, y sobre todo, suaves y cómodas alfombras donde reclinar tu «body»:

Pero, si lo que realmente prefieres o te gustaría es…, bueno, ahora que lo pienso, mejor te hablo de ello en otro artículo, ¿no?, OK!