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Chancletas de verano

Chanclas
Chancletas de verano
Chancletas de verano

Las chancletas o como se conocen popularmente, las “chanclas”, son uno de los mejores inventos en cuanto a calzado de verano se refiere.

Sí, sí, no es una exageración, tal y como dirían en mi pueblo: “¡es lo más mejor del mundo entero!” (Bueno, quizá me haya pasado un poco, ups!). Pero, ¿por qué es tan buen invento? Pues por muchos motivos.

Primero: es muy cómodo de llevar. Segundo: el pie se encuentra libre y aireado. Tercero: hay tanta variedad que puedes llevar un tipo de chanclas diferentes para cada día de la semana, del mes, del año… Cuarto: seguro que hay más motivos, pero mejor que cada uno lo vaya descubriendo por sí mismo, ¿no?

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Las famosas “chanclas” de verano no sé si tuvieron su origen en Hawái (de ahí la conocida marca Havaianas), o en otros remotos países o islas del pacífico. Me es igual conocer el origen (aunque estaría bien, lo propondré para otro artículo), pero hay que reconocer que este fantástico calzado es súper práctico de llevar, sobre todo en verano.

Ya sé que existen prejuicios sobre las chancletas: Que si son para llevar por casa; que si se llevan por la calle son poco higiénicas; que enseñar los pies desnudos no queda bien;  que, que…, en fin. Pero, y digo yo, ¿qué más da? O sea, ¿cuál es la finalidad de este tipo de calzado?

Pues básicamente, que el pie esté cómodo, ligero y fresco. Porque eso es lo que consigues calzando esta fabulosa y ligera sandalia. Significa no tener que preocuparte por si tienes los pies hinchados y sudorosos tras un largo día de asfixiante calor.

Vale, también es cierto que ante un típico día abrasador de verano, no hay calzado que se libre de hincharte el pie, más o menos. Aunque, por otro lado, ya sabemos que siempre existe ese tipo de personas que es inmune a cualquier contingencia, y puede hacer 40 grados a la sombra que estarán comodísimos con cualquier tipo de calzado que lleven puesto en ese momento. No obstante, me gustaría creer que son bien pocos, sino, vaya injusticia para el resto de nosotros, o peor, vaya envidia!