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Crítica serie Harry Bosch

Crítica serie Harry Bosch

Harry Bosch es una serie de TV que puedes ver en Prime Vídeo, la plataforma de Amazon.

La serie trata sobre el personaje principal de una serie de libros de Michael Connelly, crímenes, investigación, corrupción policial.

Sí, se trata de una fórmula para nada original y que para colmo es llevada a la pantalla de la forma menos creativa posible, no aporta nada especial, pero oye, funciona francamente bien y entretiene de lo lindo.

Te recomendamos esta serie, seas o no amante del género seguro que tras una primera temporada no podrás parar de verla capítulo tras capítulo y temporada tras temporada.

Una sólida estructura policial

Para conseguir atraerte y capturarte, la serie de Harry Bosch utiliza un método sencillo, la solidez argumental que está fuera de toda duda, el devenir de los hechos marcado por unos libros que ya son todo un referente en el género noir, el de la novela negra, un buen libro siempre es un buen comienzo.

Y es que si bien esto de la estructura, la presentación de los hechos puede pasar por alto para muchos no lo hará para muchos otros, por que es algo que vigilamos con lupa, menudo guiño, los que como yo amamos el género noir.

Si bien la serie no está libre de pequeños fallos o saltos «explicacionales», pero que en ningún momento harán mella en la estructura de cada capítulo, se trata de fallitos y todos muy puntuales y en todo caso menores, mucho más pequeños que los acostumbrados en otras series donde el rigor brilla por su ausencia.

Bosch, el personaje

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Portada de la serie Bosch

El centro sobre el que gira todo el universo de la serie, protagonista donde los haya, es Harry, aunque su nombre real es, agárrate, Hieronymus, o mejor dicho su nombre en la ficción, porque la serie no está basada en hechos reales, si no en novelas policiacas escritas por uno de los grandes del género.

Bosch, el personaje es alguien que te gana, por su honestidad, porque aunque puede resultar de lo más duro e implacable es buena persona, con valores y una entereza inquebrantable.

Bosch se hace de querer, aunque rudo, a veces algo frío, distante y carente de afabilidad tiene una gran ternura hacia su hija, Maddie, interpretada por la pequeña Madison Lintz, joven actriz a la que veremos crecer a lo largo de las muchas temporadas de esta serie.

Volviendo al prota, el devenir de la vida no lo doblega, sólo le curte y esa es una de sus mayores virtudes.

Intentarán zarandearlo y no sólo desde lo estrechamente policial donde hará frente a difíciles casos bajo complejas tramas donde su persistencia, su análisis y su impulso lo harán siempre resolutivo, si no ante las zancadillas que desde dentro le intentan hacer, pero a las que desde el honor y el bien hará frente con total o casi total éxito.

Bosch, su casa

Aunque no sea algo estrictamente argumental no puedo dejar pasar la ocasión de confesarme un enamorado de la casa de Harry, y es que tiene unas vistas que quitan el hipo.

Toda la ciudad de Los Angeles a sus pies, unas vistas magníficas que al anochecer todavía enamoran más, pues las mismas cobran un brillo especial, un paraje alto y altivo, totalmente de ensueño, para más envida, luego está la decoración, donde un gusto por el minimalismo ya resulta exquisito y total.

También encontraremos una selección de discos descomunal y un equipo de audio de altos vuelos para aliviar sus inquietudes más audiófilas, giradiscos, chispeteo y jazz donde una banda sonora le acompaña en sus solitarias noches en vela repasando casos y sucesos del pasado.

No son pocos a los que les chirriará la vivienda de Harry, como puede ser… o es que es más que un currante del orden, más que un investigador de la policía, pues su casa parece la de un privilegiado de alta cuna.

Para el que no halla visto la serie todavía la casa podría parecer algo incongruente en lo argumental, y es que esa casa, con esas vistas y un sueldo de policía… ummm… ¿dices que no es corrupto?… venga ya…

Pero todo tiene una explicación en esta serie, Harry prestó su imagen para una película, The Black Echo, cuyo argumento gira entorno a uno de sus primeros casos, y con el dinero que sacó con la película, pues bueno… se pudo permitir esa lujosa casa.

Claro que luego lo que choca es que la gente, en especial los malos, no lo reconozcan ya que es el poli más mediático, y no sólo por protagonizar dicha película, si no por los juicios sobre antiguos casos a los que se enfrenta en cada temporada que le hacen salir en las noticias.

Bosch, sus compañeros

Aunque su más cercano compañero es uno, Edgar (Jamie Hector), la dupla se desdobla constantemente, apareciendo diferentes e interesantes personajes que le acompañan en sus aventuras, desde abogados, como la impecable Honey Chandler, que Mimi Rogers, una de las muchas ex de Tom Cruise, interpreta con tanta elegancia como credibilidad, a antiguos detectives, o infiltrados.

Centrándonos en Edgar, su compañero de servicio, en el devenir de las diferentes temporadas pasarán por los altibajos de cualquier pareja, policial, y donde la desconfianza podrá hacer mella, hasta cierto punto.

Claro que cualquier mella en esa confianza con tu compañero de trabajo, siendo policía, es una importante brecha en tu propia seguridad, y es que no deja de ser tu primer guardaespaldas, aunque prefiero no extenderme explicando en profundidad esta situación y relación, sólo quédate que será tan humana como interesante.

En ocasiones eso llevará a Bosch a ser esquivo con sus propios compañeros y con su propia familia, sobre todo cuando la pirueta hasta el objetivo es doble o triple.

Otros compañeros destacables son la dupla formada por el detective Johnson (Troy Evans) y el detective Moore (Gregory Scott Cummins) cuyas actuación es más que destacable y le aporta a la serie un punto fresco y justo de humor, irónicos satíricos y certeros. Una pareja detectivesca a la vieja usanzaa que creo yo podría sacársele más importancia, y si no un spin-off sí algún capítulo casi al completo para ellos donde Harry se apartase un poco a un lado, eso sería increíble, se lo merecen.

En la serie también nos harán reflejo de la cadena de mando, esa jerarquía, donde la honestidad es ante todo todo lo más importante y donde destacará la lealtad de su jefa más directa la teniente Grace, tras quien está Amy Aquino.

Pero el de mayor mando no será ella, sino el personaje del jefe Irving, interpretado por Lance Reddick, en un papel harto parecido al que anteriormente le vimos en la inmejorable serie Fringe hasta tal punto que sigue tan recto, como el palo de una escoba, como sobreactuado.

Quiero pensar que Reddick es un cachondo fuera de las cámaras, pues su recia actitud me enerva, y de hecho es para mi el punto más obviable de la serie, en ciertos momentos su entrada en escena con sus cosas, como el politiqueo para ascender a jefe, y posteriormente para postularse como alcalde, me aburre y me adormece.

Ojo por ciertas series de politiqueo me han gustado, como muestra la serie Borgen, es decir, no es un problema mío con el género, si no esa actitud tan inflexible del estirado Reddick.

Otra mención especial la de la actriz Annie Wersching, a quien perdimos recientemente tras una enfermedad, demasiado joven demasiado pronto y que hace de eventual pareja de Bosch bajo en el papel de Julia Brasher.

Bosch, como en casa

Cuando ya llevábamos algunos capítulos de la tercera temporada sobre este detective de Hollywood, lo sentimos como uno más de la familia, algo que no viene siendo habitual y que sólo sueles encontrar ante algunos personajes interpretados de una forma tan cercana como natural.

Titus Welliver lo consigue, vaya si lo hace, cada noche enciendes la TV, y tras ver algo de más o menos actualidad ahí lo tienes, listo para seguirle la pista.

En episodios anteriores, perdona la fácil broma, quería decir en series anteriores, esta cercanía nos llegó ya de la mano de otros detectives, Bosch no es el primero, sin ir más lejos os enumeraré al mismísimo comisario Montalbano, o al cachondo Rocco Schiavone, o la genial Saga Noren de El Puente (Broen) o Tony, de la insuperable Los Soprano.