La verdad es que ya hacía algún tiempo que no escribía crítica de cine alguna.
Debo reconocer, con temor a ruborizarme, que este hecho coincide con el tiempo que hace que no iba al cine últimamente.
Su precio, la escasez de películas interesantes y otras soluciones como Netflix o incluso Kodi para ver series y películas gratis hace que se reduzca cada vez más y más la asistencia de espectadores a las salas.
Además a esto le sumo mi actual falta de interés sobre las carteleras. En el mundo del espectáculo atravesamos una más que preocupante escasez de creatividad por parte de Hollywood. Estamos inmersos en una época donde el recurso fácil apremia.
Este desánimo por la cartelera se sustenta en cosas como el constante remake de éxitos anteriores, ahora con calidad digital remasterizadas. También en la aparición de nuevas entregas de sagas antiguas, donde incluso hemos debido acuñar nuevos términos como el de precuela, para seguir sacando dinero de un éxtio anterior.
La precuela nos llega cuando el desorden argumental de una saga ya no da cabida a las mucho más normales secuelas.
Hoy, en este análisis o crítica de película, le ha tocado el turno a una de las más grandes. O quizá a la más grande de todos los tiempos en cuanto al género de ciencia ficción se refiere, y debo adelantar que este film por fin ha cubierto las expectativas, y amigo lo ha hecho con nota. Me refiero a:
Blade Runner
Me ha alegrado poder comprobar de primera mano, que con esta secuela han conseguido superar el efecto Dormidina que generalmente me producen las sagas y remakes que he tenido el infortunio de poder ver en estos últimos cinco años.
Blade Runner 2049, la secuela del mito, es una película dirigida por el canadiense Denis Villenueve (1967), con filmes en su filmografía como Sicario, La llegada y Prisioneros entre otros pocos.
Este Blade Runner 2049 no se va a convertir en todo un clásico como sí lo hizo la original de 1982 dirigida por Ridley Scott. Nada más lejos de la realidad, pero al menos, esta entrega consigue entretener y mantener el interés hasta el final. Su ritmo apenas decae en las casi tres horas que dura el filme, algo especialmente difícil en este tipo de películas contemplativas, difusas y algo soñolientas.
El argumento, ojo a los spoilers, es muy continuista, para reflexionar esa exposición de lo extra virtual sobre lo virtual sintetizado. No, no me he vuelto loco, me refiero al personaje de Joi, llevado a escena por la atractiva cubana Ana de Armas (1988) que hace de compañera sentimental de aspecto holográfico de un replicante, el protagonista agente «K». Esto es elevar, acertadamente un posible concepto del futuro. Aquel cuando algo sintetizado se cree orgánico, el replicante «K» y adopta sin recelos una compañera aún más sintética que él, Joi, la paradoja es clara. ¿Somos los humanos realmente de verdad?
Dejando la filosofía de cafetería para otro rato y artículos, vamos a citar algunos de sus actores, que no tiene muchos pero si muy acertados.
Ryan Gosling (1980 Canadá), el prota, el agente «K», es para mi, un actor que nunca ha sido de mi agrado pues es poco expresivo y siempre me transmite lo mismo, sea cual sea su papel, me hace llegar oleadas de tristeza y soledad.
Si bien Gosling, ha estado de suerte porque en este papel concreto, dicha falta de emotividad concuerda argumental y visualmente con el objetivo del film probablemente como en ninguna otra película. Así que su elección como protagonista de Blade Runner 2049, ha sido más que correcta aún perdiendo la simpática socarronería de su predecesor, el señor Ford.
Harrison Ford (1942 USA) es el ex agente Rick Deckard.
En esta nueva entrega se hace algo de rogar hasta su aparición en pantalla, al menos para mi gusto del ritmo, Ford entra en escena demasiado tarde.
Más aún con lo que él, es capaz de aportar, la espera se nos hace un pelín tediosa, pero una vez llega, llena la pantalla. Es un grande.
Ford tiene ya una edad, sí, no lo vamos a negar, pero se mantiene en forma física e interpretativamente. Es mejor y más bueno y fundamentalmente mucho más creíble que otros veteranos actores que brillaron en sus días pero que ahora más que actuar, patetizan la escena con acciones y comportamientos impropios de su edad y forma física. El de Ford no es el mismo caso, justo lo contrario.
Y después están los demás… el elenco de secundarios de Blade Runner 2049 es excelente, empezando por Dave Bautista (1969 USA), que interpreta magistralmente su corto papel, el de un interesante replicante que aparece en la primera escena, una escena corta pero intensa y excelentemente interpretada.
Aunque la hemos mencionado antes, cabe destacar a la compañera virtual de Ryan Gosling, Ana de Armas en el papel de Joi.
También a la acertadísima elección de Mackenzie Davis (1987 Canadá) para el papel de Mariette, una actriz que una vez maquillada para la película es que sólo verla y automáticamente recordar sobremanera a Daryl Hannah (1960 USA).
No quiero dejar de mencionar a la bella Robin Wright (1966 Texas) una actriz que siempre aporta, pero que en esta ocasión su papel no me acabó de convencer.
Eso sí, de todos estos secundarios, ninguno llega al nivel interpretativo que alcanzó Rutger Hauer (1944-2019), el replicante malvado Roy Batty al que «dio vida» en la primera entrega de esta nueva saga de «Blade Runner», actor que extrañamente no aparece en este Blade Runner 2049.
Hauer hubiera podido aportar tanto… aún recuerdo su sublime improvisación en la escena final del Blade Runner original, porqué si no lo sabías… fue algo improvisado, Rutger, eliminó algunas líneas del guión para añadir esa frase que perdura en nuestras mentes:
«Todos esos momentos se perderán en el tiempo… como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.»
No me he podido resistir a no incrustar ese vídeo y es que dale al play para revivir al original, recordando ese mensaje tras esa potente voz, voz que fue doblada por el genial y ya ausente Constantino Romero (1947-2013 Barcelona).
Es quizá lo que le falte a esta secuela, aún siendo buena, entretenida y con mensaje no llega a sublimar como la original donde, argumento, actores, escenas, música y fotografía escribieron y describieron como debería ser este género de la ciencia ficción para los años venideros.
Una vez hablado sobre el argumento y los actores no debemos dejar pasar por alto la fotografía del film ya que cuenta con una puesta en escena que esta vez sí que sublima. Esos encuadres, esos parajes, esos bellos a la vez que traumáticos lugares, de la mano de Roger Deakins (1949 UK) quien cuenta en su haber con Cadena Perpetua, No es país para viejos y Skyfall entre otros que a su vez es ayudado por la dirección de arte de hasta ocho directores de arte, todo para avocarnos a una fotografía y escena perfecta para el género, todo bajo una bella factura.
La banda sonora lo intenta, de Benjamin Wallfisch (1979 UK) y Hans Zimmer (1957 Alemania), aunque claramente sucumbe ante la banda de la original, donde Vangelis (1949 Grecia) nos hacía alcanzar el nirvana. De hecho las primeras nitas de su melodía consiguen elevarte pero justo cuando falta esa elevación final se distancia de la original perdiendo toda su fuerza. Por qué no han usado la banda sonora original, integra? Quizá por temas de copyright.
Si aún está en la cartelera de tu ciudad, ves a verla, quedarás más que complacido, es una de esas películas que en pantalla grande, crece.
Mi nota: 8/10
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