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¿Cuándo se acaban los exámenes?

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Lo primero que piensas cuando estás en periodo de exámenes es, precisamente eso: ¿Cuándo se acaban los exámenes?

Y, luego, cuando los acabas, viene todo lo demás: miedos, inseguridades, dudas…

¿Cuál es la sensación que se te queda después de hacer un examen? ¿Te quedas liberado? ¿Tranquilo? O, todo lo contrario, ¿quizá te encuentras más nervioso todavía en espera de recibir los resultados? ¿Verdad?

Puede ser que sientas todo eso y más. En realidad, lo que sientes es una mezcla entre liberación e incertidumbre.

Te sientes libre porque por fin has acabado, sobre todo cuando resulta que acabas justo de «acabar» todos los exámenes. Es como si te desprendieras de una carga pesada que llevas arrastrando desde no sabes cuándo. La sensación es parecida a la que tienes un día cualquiera cuando te despiertas, y sabes que no tienes ninguna tarea pendiente que realizar. Que tienes todo el día entero para ti y, para hacer lo que realmente te dé la gana, ¿Me comprendéis, no?

En definitiva lo que os estoy comentando es eso, que te sientes libre como una golondrina, por mencionar a un pájaro cualquiera, además considero que es un ave muy bonita. 🙂

Por otro lado, también sientes una especie de «zozobra» e inquietud que englobo dentro de lo que es el concepto de incertidumbre. Sí, porque es igual que el examen te haya ido bien o mal, esa sensación cuesta de quitar. A veces, aunque sales del examen con la impresión de que ha estado bien, de que seguramente aprobarás, de que todo es ok, aún así, queda ese resquemor latente de qué, no sé… ¿Sabéis lo que quiero decir, verdad?

¿Cómo nos sentimos después de un examen?

Lo peor son los instantes inmediatamente después del examen. Es cuando no paras de pensar si lo que has respondido en aquella pregunta es lo que realmente el profesor estaba pidiendo, o si por el contrario la has «cagxxx» y ya no hay nada que hacer.

O, del mismo modo, si tienes el libro o los apuntes a mano lo primero que haces es chequear aquéllo que has escrito… ¡Ay!…, entonces, si descubres que te has equivocado, si te das cuenta que no has respondido correctamente,-aunque en aquel momento estabas convencido de que habías anotado lo correcto-… entonces sí que ¡la has fastidiado!, porque estarás un buen rato con ese mal sabor de boca;  hasta que con el transcurso de los minutos te vas haciendo a la idea y la cosa se va suavizando. Poco a poco te vas relajando, no es que se te haya olvidado, no es eso, pero digamos que el «dolor» se va mitigando.

Otro de los errores que considero que deberíamos evitar cuando acabamos justo de realizar un examen es, junto con los demás compañeros, hacer un “corrillo” y empezar a decir lo que ha puesto cada uno de ellos. ¡No! Compañeros, ¡no!, eso no se debe hacer. Ya sabéis porqué.

Os daréis cuenta que quizá muchos de vosotros no habréis puesto lo mismo, y, entonces, si en ese momento no tenéis opción de comprobar las respuestas estaréis angustiados pensando quién se habrá equivocado y quién no.

Consejos prácticos para después de hacer un examen

Lo mejor que podemos hacer una vez finalizados los exámenes, sobre todo si estamos en grupo, es relajarnos, irnos al bar de la universidad o centro de estudios, y tomarnos algo en compañía de los demás hablando de frivolidades varias, así, de esa manera, despejaremos la mente y no estaremos dándole vueltas a lo que hemos escrito.

Por otro lado, ahora que me doy cuenta, parece que la posición que estoy plasmando, aquí y ahora, esté tomada desde la visión pesimista de la vida. ¡Ojo!, ni se me ocurriría hacer semejante cosa. Lo  que he intentado hacer es exponer de forma bastante elocuente y distendida aquellas sensaciones que muchos de nosotros, quizá, experimentemos durante los periodos de exámenes, sólo es eso. Seguro.

Del mismo modo, en algunas ocasiones sucede lo contrario de lo que estoy diciendo. Resulta que muchas personas, una vez finalizan los exámenes, las ves felices y sonrientes como si no hubiera pasado nada. Los nervios súper controlados, una seguridad pasmosa de sí mismos (que da una envidia que no veas), y preparados para lo que sea.

Entonces, les preguntas que cómo les ha ido, y te responden, encima, que muy bien. Que el examen era muy fácil, y que tal y pascual… Pero bueno, ¿qué puedes hacer ante esos casos?, pues nada, sonreír igual que ellos, y tragar saliva. Ya está. ¿Qué te parece? Es que…

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