Sí, hasta los huevos.
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Por un lado, destacar que «hasta los huevos» tienen su momento de gloria.
Ellos, los huevos, disfrutan de muchos momentos de fama, aunque efímeros, merecidísimos.
La fama les llega sobretodo en algún que otro programa de TV sobre cocina competitiva, de esos de los que abarrotan las «parrillas» televisivas y dan la «brasa» en exceso, valgan las redundancias.
Y es que en estos últimos dos o tres años, hemos visto ponerse este «subgénero» de los concursos culinarios totalmente de moda al estilo Masterchef. ¿Ya sabes que puedes ver Masterchef online?
Y sí, por el otro lado, hasta los huevos, estoy yo, de esa gran cantidad de realities culinarios que se han convertido en una auténtica plaga, difíciles de esquivar con el mando a distancia y que en definitiva ves como que le restan minutos «de antena» y oportunidades a otras posibles nuevas fórmulas de entretenimiento que puedan resultar de un mayor interés cultural.
El título de este artículo, aunque jocoso, cumple a pies juntillas con los dos sentidos que he querido darle. Criticar el copia y pega generalizado en el que están sumidas las diferentes cadenas de TV en cuanto a modelos de entretenimiento, y criticar el modelo concreto sobre cocina, soporífero.
La cosa en TV está muy mal, y así nos va. Vaya por delante que hoy tenía ganas de reírme.
Con este artículo lanzo una feroz crítica a la falta de creatividad demostrada por casi todos los canales entre los que se copian los modelos de entretenimiento una y otra vez, así sin más.
Cogiendo a un cocinero determinado y rodeándolo de otros tantos pseudo cocineros o pseudo famosillos que hacen el papel de experimentados, ejem, cocineros o examinadores de los platos preparados por los concursantes.
Quienes son sometidos a diferentes modelos de pruebas donde demostrar sus dotes culinarias, en algunos casos, son los concursantes, famosos de medio pelo. Y entre huevo y huevo nos cuentan sus vidas. Pero por respeto al huevo, coprotagonista e hilo conductor de este artículo, primero hablemos de él.
Vida y obra de El huevo
El huevo en sí, es todo un personaje, ha sido aclamado y denostado a partes iguales, nunca se le ha dado al huevo la relevancia que se ha ganado a pulso, él, con acento, con mucho acento.
El huevo, hace posible en nuestras mesas que disfrutemos de los platos más suculentos que probablemente podamos probar, desde los primeros, pasando por lo segundos, hasta llegar a los postres donde es una parte vital en la elaboración de dulces.
Los huevos, como actores protagonistas o como secundarios en nuestros platos, nos acarician el paladar con gustos que van desde el salado hasta el más dulce.
Lamentablemente nuestro «Sr. huevo», ha sido denostado por médicos, que lo han señalado desde tiempos lejanaos y una y otra vez como el responsable directo o indirecto de muchas enfermedades. Así es visto como el responsable de las enfermedades silenciosas como el colesterol a algunas más ruidosas como la salmonelosis, ambas mortíferas por igual.
Aún así, recientemente algunos médicos han levantado una lanza a favor del huevo, ya que él, con acento, mucho acento, no es el causante directo de dichas enfermedades sino una causa más, como lo son otras, como la vida sedentaria, el no hacer deporte o el comer comida en mal estado sin las condiciones sanitarias recomendables.
Mis mejores huevos
Si bien, y sin salir aún del imponente titular «Hasta los huevos» no quiero dejar de hacer mención a los mejores huevos que he comido y probablemente comeré jamás, presentes tengo cada vez que llego a un restaurante unos huevos trufados con foie que tuve el inmenso placer de probar en la la Tapería La Cacharrería y que fueron motivo de un artículo de por sí y que puedes leer aquí -> Tapería la Cacharrería de Cáceres <-
El nombre de los programas
Tengo claro que ponerle un nombre a uno de estos programas es aleatorio, se toman dos bolsas llenas de papelitos, una con palabras del estilo Mega, Super, High, Top, Celebrity y en la otra palabras más allegadas a los fogones como pueden ser: Cheff, food, Cuisine, se toma al azar una de cada bolsa y manteniendo el orden, tienes programas como:
- Mega Cheff
- Super Cheff
- High Food
- Celibrity Cuisine
- Master cocinillas
- etc…
¿Los realities de los fogones han llegado para quedarse?
Yo confío que no, que la humanidad se dará cuenta de la necesidad de dar un paso más allá en cuanto a las producciones para el entretenimiento. Es absurdo que ante una idea salgan cientos de variantes en todas las cadenas y con los mismos elementos básicos.
Al principio hacían gracia, ahora han caído ya algo en desgracia, al menos desde mi punto de vista, aunque no todos, pues reconozco que Masterchef, con la habitual bordería de sus jueces, tiene su que.
Otros modelos culinarios
Ahora, con las perspectiva veo en el ya antiguo modelo de «Karlos Arguiñano», que empezó a emitirse en 1993, un modelo de entretenimiento más sano y lógico como programa culinario.
Para refrescarte, el de Karlos es un programa donde se practica una cocina más o menos accesible para todos, sin más accesorios que alimentos básicos y el propio sentido del humor de Karlos.
En este programa se escapa de los elementos de los «nuevos» programas estilo «MasterChef «donde se destacan por encima de lo culinarios las fórmulas de la alta competitividad entres los concursantes o el resalte del modus vivendi de los famosos, todo cosas que no nos debería importar lo más mínimo.
Tampoco son de mi agrado las fórmulas de «Pesadilla en la Cocina», que más allá de tres o cuatro programa ya te huele a chamusquina a querer encontrar el escándalo con una patética puesta en escena poco decorosa y creíbles. Esta hubiera sido una fórmula curiosa e innovadora de no haberla llevado a tal extremo.
En cambio otras fórmulas de humor, diferentes como el canal de YouTube de «El Cocinero de Rota» son, aunque cutres y estrafalarios propuestas novedosas que te pueden sacar una dos tres y más risas por su frescura y su conexión directa. Dale un ojo si no lo conoces todavía.
De entre su canal, no te pierdas el vídeo de sus mejores momentos:
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