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Restaurante Coll de Condreu

restaurante coll de condreu el postre

Este restaurante, llamado Coll de Condreu, toma por nombre el del mismo puerto de montaña que culmina.

Se trata de un lejano y auténtico restaurante de montaña, ubicado en casi lo más alto del Coll de Condreu, aislado de casas y caseríos así como de cualquier población en algunos kilómetros a la redonda.

El restaurante, que hace también las veces de hotel, hostal o pensión para lo que dispone de 5 habitacions dobles con baño completo.

El restaurante Coll de Condreu lleva funcionando desde el año 1.985 y del que según declaran ellos mismos en su tarjeta de visita su especialidad es:

«Cocina de la abuela»

Este género o subgénero culinario que ellos llaman la cocina de la abuela, y del que no se yo si realmente es un género, al menos a mi me despista en cuanto a tratar de adivinar el tipo de cocina y cuáles serán los platos que nos encontraremos en este restaurante.

Aunque a continuación te detallo la experiencia en primera persona paso a paso, ya te desvelo parte de su misterioso nombre ya que al final el resumen más directo es que se trata de un restaurante con una cocina sin prisas, aunque sencilla y directa y por encima de todo una cocina con mucho sabor, auténtico sabor como aquellas comidas que depende de tu edad, antaño te hacía tu abuela y eso es algo que hoy en día no es ya tan fácil encontrar.

La ruta en moto del Coll de Condreu

Ruta en moto por el Coll de Condreu

El Coll de Condreu es una montaña que separa las comarcas de Osona, La Garrotxa y La Selva.

Para llegar al Coll de Condreu lo puedes hacer desde dos sitios principalmente, bien desde Sant Esteve d’en Bas que correspondría a descender de norte a sur, o bien desde Rupit, que subirías de sur a norte.

Nosotros llegamos al restaurant Coll de Condreu desde Sant Esteve d’en Bas, aunque partimos de mucho más abajo y subimos por la carretera C-17 para conectar con la C-37 bien pasada la población de Vic y finalmente encarar la bonita carretera de montaña C-153 que recorre este puerto de montaña denominado «Coll de Condreu».

Al dirigirnos hacia lo alto de dicho puerto de montaña, que cuenta con una altura de 1.000 metros sobre el nivel del mar y haciéndolo por la cara norte esperaba encontrarme con una conducción más delicada aunque el reloj ya pasaba de las 13:00H y es que en esa cara norte aún te encontrabas muchas zonas sombrías, la luz aún no llegaba a iluminar el asfalto.

Muchas zonas de escasa luz, donde si bien no vi apenas zonas húmedas ni agua corriendo sobre el asfalto como en algunas otras carreteras seguro que cualquier otro día del año, en esas mismas fechas podríamos advertir hielo u otras condiciones más propias de la época del año. Y es que resulta que estábamos ante uno de los días más soleados y de más calor que recuerdo para un mes de febrero.

Para esta ocasión el asfalto de la C-153 presentaba un firme de calidad, apenas sin baches ni roturas y con agarre muy alto. Este trazado, invariable durante todo año, te brinda curvas de media velocidad con alguna curva de velocidad media-baja, pero sin encontrarte con estrechas curvas ratoneras, la verdad es que es una delicia la sucesión de sensaciones que te provoca poder afrontar dichas curvas en tercera o cuarta velocidad para abrir gas sin contemplaciones a la salida de las mismas y encaramar las rectas en subida con contundencia.

Bonitos paisajes

Para el regreso, ya después de comer, nos habíamos reservado la parte de bajada del puerto, por la misma carretera C-153 ya que pretendíamos hacer un alto en el camino en el bonito pueblo de Rupit, hacer el café allí y recorrerlo a pie durante un buen rato para bajar la comida.

Por si quieres repetir ruta te diré que para llegar al pueblo de Rupit necesitas escasos 15 minutos, y deberás desviarte un kilómetro escaso tras una sucesión de bonitas curvas de la C-153, todo se encuentra perfectamente señalizado. Otro día os hablaré del bonito pueblo de Rupit.

Si bien ya te señalo que la parte norte de la C-153, la que hemos hecho para llegar al restaurante y que te lleva a Sant Estaban d’En Bas es algo más bonita y sinuosa.

En la cima del puerto de Condreu, nos esperaba el restaurante.

El aparcamiento del restaurante Coll de Condreu

Este restaurante de montaña cuenta con un amplio aparcamiento aunque este no esté especialmente aprovechado o como mínimo marcado en el pavimento, quizá los de ciudad no estamos acostumbrados a aparcar con cierta libertad.

En el aparcamiento cabrán más de 25 coches a poco que se aproveche el espacio. Al llegar nosotros, muy cercanos ya a las 14:00H pude contar unos 12 coches aparcados en el aparcamiento , y ninguna moto, cosa extraña, más aún después de comprobar lo bien que se come en este restaurante y lo bonito de la sucesión de curvas que debes hacer para llegar a hasta él.

En uno de sus laterales del restaurante tienes un recinto donde vimos un asno de un bonito pelo negro brillante rebuznar continuamente a nuestra llegada, quizá nos estaba saludando y advirtiendo de lo bien que íbamos a comer.

Al otro lado cuentas con imágenes de auténtica montaña, leña apilada y un sendero de tierra que te dirige a saber que lugar del bosque.

Si vas en coche y con peques es importante señalar que en el mismo aparcamiento el restaurante cuenta con un pequeño parque para niños, un parquecito de uso exclusivo para los clientes del restaurante.

El interior del restaurante Coll de Condreu

La entrada del restaurante Coll de Condreu es acogedora, con una bonita pared naranja y muebles rústicos
El interior del Coll de Condreu

La entrada de este restaurante de montaña está muy cuidada, francamente la ha decorado alguien con muy buen gusto.

De aspecto rústico y esmerada composición, si bien luego, una vez superamos ese pequeño recibidor que nos da la bienvenida y hasta el comedor la cosa cambia.

No es que sea un local feo si no que no cuenta con el mismo nivel de mimo y todo parece mucho más antiguo y quizá algo más descuidado y desordenado de lo que inicialmente esperas tras ese «pulcro y mimado» recibimiento.

El comedor del restaurante es amplio y cuenta con un gran número de mesas, en esta ocasión se me olvidó contarlas pero no me equivoco si digo que rondará las 50 mesas, lo que siendo cada una de ellas para cuatro personas nos dará un comedor con una cabida para unos 200 comensales. Si bien más tarde y tras una pequeña tarea de investigación encontré datos relevantes, el edificio dispone de hasta 3 comedores y tiene una capacidad para cerca de 400 personas.

Las cocinas, que puedes llegar a ver cuando de ella sacan platos los camareros, se intuyen bastante amplias y por tanto con buena capacidad para proveer a todos los comensales de sus viandas sin largas esperas.

La decoración del comedor es sencilla, austera, y antigua, no destaca por nada en especial más allá que su falta de renovación a buen diseño, pero vaya, que aquí hemos venido principalmente a comer.

Los manteles y servilletas son de tela, nada de modernas servilletas de esa especia de «papel-tela» que gastan otros muchos restaurantes.

El resto de elementos de mesa son clásicos y de calidad. Es un restaurante que no da muchas concesiones al diseño o la apariencia, por lo que nos puede dar esa imagen de establecimiento algo básico.

La carta y los menús del restaurante Coll de Condreu

Era fin de semana y como uno ya había hecho los deberes sabía que nos encontraríamos con un menú de especial de fin de semana, no obstante desconocía el precio. En el mes de febrero de 2019 nos costó 18 euros e incluía bebida, vino o agua, sin posibilidad de refrescos ni café.

El menú es generoso, muy generoso en cuanto a la cantidad de platos que te dan para elegir. En concreto unos 13 platos como primeros para elegir y nada más y nada menos que 16 para el segundo o plato principal.

Existen algunas posibilidades extra, como pedirse dos segundos platos en lugar de un primero y un segundo, para lo que deberás pagar un suplemento de 3 euros.

Pedirte que el pan sea torrado y con tomate y ajo te subirá a un euro por cabeza. Y para los postres pues alguno llevan suplemento aunque la oferta que se incluye por el precio base del menú también es grande.

Tras tomarnos nota nos trajeron el pan y dos croquetas de cocido como pequeño tentepié.

El primer plato del restaurante Coll de Condreu

En la foto un plato metálico tipo de canelones con tres canelones gratinados
Canelones de auténtico sabor

De entre la gran cantidad de platos de primero escogimos dos, bien diferentes, pescado y carne para luego intercambiarlas en los segundos… Ambos primeros platos los sirvieron calientes y en un tiempo correctísimo, sin apenas esperas ni demoras.

Mi pareja se pidió unos canelones caseros gratinados al horno. Resultaron de aspecto más bien normalucho y servidos en un plato de aluminio típico de canelón, la sorpresa fue comprobar tras el primer bocado que su sabor era excelente.

Como la brandada, ambos con un sabor fundamentalmente auténtico, y mi pareja me confesó que quizá son estos los canelones de restaurante más buenos que jamás había probado.

Yo que también los probé directamente lo afirmo, sólo son superados por los que cocina mi suegra, un día os hablaré sobre ellos. 😉

Mi elección fue una brandada de bacalao, presentada en un pequeño recipiente de barro y acompañada por tres rebanadas de pan tostado y un cuchillo para que untes la brandada sobre ellas.

El sabor era bueno, intenso sabor a bacalao con patata y la verdad es que untadas en el pan la brandada cobraba una nueva dimensión que jamás se me había ocurrido antes con otras brandadas, untarlas es realmente un acierto.

Aquí te destaco que la crema de la brandada no estaba del todo tamizada, pero esto lejos de ser para mi un problema es realmente como a mi me gusta, ya que generan en mi paladar una mayor sensación de autenticidad.

La cantidad existente en el plato, tras una primera impresión en la que me pareció algo pequeña, fue realmente más que suficiente. Probablemente en otra ocasión no repetiría este plato, no por su calidad, que repito, era más que buena, si no por probar algo que no hubiese probado, no se, ahora repasando mentalmente la carta me vienen cosas como la escudella, o el trinxant de la abuela.

El segundo plato del restaurante Coll de Condreu

Excelente parrillada de carne compuesta por patatas fritas, judías blancas, pollo, cordero, cansalada y butifarra
Parrillada de carne en Coll de Condreu

Aquí la elección se complicó algo más, eran tantas las posibilidades que no sabíamos que pedir, finalmente optamos por un bacalao perfumado con ajos para mi pareja y una parrillada de carne para mi.

El bacalao fue quizá el plato más buenos que probamos ese día, y repito, todos estuvieron buenos, pero es que el bacalao, si es bueno y está bien cocinado es uno de mis preferidos.

Para mi pedí el plato de parrillada de carne, que me sirvieron si salsa alguna y tuve que pedir mi obligada ración de alioli, si bien antes de proceder a untar todos y cada uno de los trozos de carne de esa mi amada salsa probé «a pelo» cada una de las diferentes carnes que conformaban la parrillada. Nuevamente debo destacar el auténtico sabor de cada pieza, la panceta sabía a panceta, la butifarra a butifarra, el cordero a cordero y la

Punto y a parte las crujientes patatas fritas peladas y cortadas a mano, nada de congelados, estaban sabrosísimas, más aún al ser rociadas por una generosa ración de alioli… También quiero destacar el «calçot» rebozado que acompañaba la parrillada, rico y con destacable sabor, como el resto de la parrillada y el resto de platos que comimos en este auténtico restaurante de montaña.

El postre del restaurante Coll de Condreu

En la foto dos porciones de flan de mató con forma de corte de pudding
Excelente flan de mató

El postre fue otra decisión difícil… ya no recuerdo todas las opciones pero si acierto a recordar que habían unas diez opciones diferentes.

No menos de cuatro postres me hubiera pedido.

Al igual que en el menú, te encontrabas con algún suplemento, si mal no recuerdo para el famoso «Valencià» que es un helado de vainilla con zumo de naranja natural exprimida pedían un extra de nada más y nada menos que 3 euros, algo excesivo.

Optamos por dos flanes aunque de diferente sabor, si bien su presentación era más de pudin que de flan ambos coronaron el menú dejándolo muy alto, tanto o más que la cima en la que reposa este auténtico restaurante de montaña.

Los flanes elegidos fueron uno con sabor a coco y otro con sabor a mató. El mató es un típico queso fresco catalán con un fino sabor.

La digestión tras la comida en el Coll de Condreu

Horas más tarde comprobé que el alioli del restaurante Coll de Condreu no se repetía, genial, así como que la comida me sentó a las mil maravillas, ni una sóla molestia, ni ardor, ni un exceso de gases en el estómago, detalle que desgraciadamente a veces me sucede al comer en restaurante de montaña platos como las parrilladas de carne con su correspondiente abundante alioli.

Desde luego, aunque este restaurante se encuentra algo alejado repetiremos, hasta tal punto que cada vez que vaya a visitar Rupit encumbraré dicha carretera para comer en el Coll de Condreu.

¿Dónde está el restaurante Coll de Condreu?

Toma nota:

Carretera Comarcal Vic a Olot, Km 38,5

17176 Sant Esteve d’en Bas, Girona

Tel: 972 44 43 19

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