Desde una perspectiva actual o contemporánea hablar de uniformes escolares nos puede parecer un poco obsoleto, en desuso, o incluso anacrónico.
Pero lejos de este enfoque, hoy en día podemos constatar la perseverancia de esta tradición, la de ir uniformado al colegio.
No obstante, habría que hacer un inciso, y es que el uso del uniforme en la mayoría de los casos implica otras connotaciones que no son puramente “textiles”, sino de carácter más social o “clasista”.
En otros términos, hablar de uniformes implica hacer una distinción entre unos y otros.
¿Por qué llevar uniforme al cole?
Cuando hablamos de alumnos uniformados normalmente nos estamos refiriendo a los chavales que estudian en escuelas privadas o “concertadas”, que para aquellos que no lo sepan, las escuelas concertadas son instituciones privadas normalmente de carácter religioso, que reciben una subvención estatal, la cual permite que los estudiantes que asisten a ellas abonen una cuota mensual inferior a los colegios privados. Podríamos denominarlos como colegios semi-privados.
Bueno, pues como íbamos diciendo, llevar uniforme ya marca e identifica un perfil determinado del colectivo estudiantil. Además, si nos centramos en este colectivo, encontramos una segunda distinción: uniforme masculino y uniforme femenino.
Pero, ¡ojo! Porque resulta que en algunos casos también existen uniformes híbridos, y con esto no quiero decir «unisex», sino híbridos. Me explico: uniformes femeninos (es decir con falda) más corbata. Porque, díganme, ¿acaso la corbata forma parte del vestuario habitual de las mujeres? A no ser que pertenezcan a alguna moda pasajera, yo diría que no, ¿verdad? Pues entonces, ¿por qué las alumnas deben vestir con este accesorio tan característico?, es más, ¿por qué los niños tienen que llevar corbata?, o, ¿por qué incluso las niñas deben llevar falda, o minifalda?
Me resulta chocante ver a las alumnas adolescentes (recordemos que la educación en España es obligatoria hasta los 16 años) vestir con unas minifaldas que en muchos casos cubren escasos centímetros bajo las nalgas. Y me resulta chocante por varios motivos: primero porque muchos colegios privados o concertados son religiosos, y me sorprende comprobar cómo toleran este tipo de vestimenta. Pero fundamentalmente no entiendo como en pleno siglo XXI todavía vayamos reproduciendo estereotipos tan genuinamente de género.
Además debemos tener en cuenta que el uniforme como prenda de vestir posee tantas connotaciones como usos fetichistas. En este aspecto, el uniforme escolar ha sido universalmente imitado desde muchos ámbitos y no especialmente educativos. Por ejemplo, en la actual cultura japonesa la moda “cosplay” está arrasando, y el uniforme escolar es uno de los más “fetichizado”.
Por otro lado, en otra línea argumental también podemos valorar las ventajas e inconvenientes de este tipo de indumentarias.
Ventajas e inconvenientes de llevar uniforme
- Llevar uniforme es una ventaja cuando no sabes qué ponerte (aunque dudo que los alumnos tengan este dilema).
- Llevar uniforme es un inconveniente cuando crea uniformidad anulando las diferencias. Este es un aspecto importante a valorar sobre todo en la adolescencia, cuando intentamos singularizarnos a costa de lo que sea y de quién sea.
- Llevar uniforme es una ventaja para los padres porque no tienen que preocuparse sobre cómo vestir a sus hijos durante 5 días a la semana.
- Llevar uniforme es un inconveniente porque reproduce un discurso autoritario y retro que suprime las diferencias.
- Llevar uniforme no sé si es una ventaja o un inconveniente en cuanto al factor económico, porque los uniformes también tienen un coste, y no suelen ser una “ganga”.
- Llevar uniforme es un inconveniente cuando ves a niños y a niñas vistiendo con pantalones cortos y minifaldas en invierno.
Me gustaría poner de relieve varios aspectos que considero discriminatorios en el uso del uniforme. Primero que sigue reproduciendo estereotipos de género sobre lo masculino y lo femenino. Pero además en este caso, considero que se hace un abuso sobre la medida y el uso de la minifalda en las adolescentes, porque en este caso además es doblemente discriminatorio.
Segundo, considero que el uso de uniformes por parte de las instituciones privadas o colegios concertados son un indicador más sobre la distinción de alumnos de primera y de segunda clase, en detrimento de los alumnos de la escuela pública.
En tercer lugar, considero obsoleto y retrogrado la obligación de esta vestimenta, porque uniforma no solo el cuerpo sino también la mente de los chavales. Les obliga a la uniformidad, a lo homogéneo, anulando la singularidad propia de cada uno de ellos.
Y por último, pienso que los alumnos (de una cierta edad) deberían decidir sobre su propio atuendo, porque en definitiva es lo que harán cada día de su vida cuando lleguen a la edad adulta. En cierta medida llevar uniforme no deja de ser como llevar un disfraz de quita y pon. ¿Por qué no, entonces, prescindir de él durante todo el año, para sólo tener que ponértelo únicamente en carnavales, por ejemplo?