Sensaciones al viajar en moto

Sensaciones al viajar en moto

Todas aquellas personas que disfrutan viajando en moto, seguramente me comprenderán a la perfección cuando lean el artículo que he preparado sobre las sensaciones y sentimientos que un@ va experimentando en todo momento mientras va rodando por la carretera.

De igual manera, supongo que también me entenderán o al menos empatizarán conmigo aquellas otras personas que no han tenido todavía ninguna experiencia motera (eso no importa), ya que los sentimientos que intento plasmar tienen un carácter universal porque todos nosotros los compartimos de la misma forma.

Me gustaría empezar afirmando que la sensación más plena y potente que sientes mientras vas circulando en moto es, cómo no, la libertad. Luego seguiría el placer de sentir el aire contra tu cuerpo, la velocidad, la emoción visual de contemplar el entorno que te envuelve…, y todo ello seguido de unos pensamientos que podríamos calificar trascendentales, en los que te sumerges en estados de meditación y reflexión sobre la vida en general.

Introducción del viaje en moto

La experiencia motera que voy a plasmar a continuación no procede desde la visión del motorista, piloto, “rider” o conductor de la moto (como prefieras llamarle), sino que se extrae de la vivencia del copiloto (o del “paquete”, como se suele conocer popularmente).

Estoy segura que tanto el o la motorista, es decir, la persona que pilota la moto, compartirán conmigo la mayoría de las sensaciones que voy experimentando mientras voy circulando en  moto.  Aunque supongo que en el caso del piloto la perspectiva será diferente, sobre todo porque son los responsables “técnicos” de conducir el vehículo, y al margen de lo que puedan sentir o experimentar con la moto, ellos son además los responsables de la conducción.

Con todo ello intento explicar que el grado de sentimientos o sensaciones que el motorista o el piloto experimenta puede ser mayor o más potente quizás, que las que puede sentir el copiloto,  debido precisamente a la idiosincrasia propia del conductor, es decir, a la relación directa que se produce entre el piloto, su moto y la carretera.

Por otro lado, también quiero dejar claro que mi experiencia se fundamenta en los viajes que he ido realizando en mis tiempos vacacionales o de ocio. No le intento restar mérito a los motoristas que utilizan su vehículo como medio de trabajo, porque probablemente puedan sentir lo mismo, aunque en estos casos habría que valorar otros aspectos como la practicidad, rapidez y comodidad de moverse en moto durante las jornadas laborales, pero esos ya son otros conceptos que no vienen ahora mismo al caso.

Lo que yo quiero explicar es lo bien que me siento cuando voy en moto mientras estoy viajando en mi tiempo libre!

Diario de una copiloto viajera: Primera parte

En esta primera parte os quiero hablar sobre las sensaciones y feelings agradables y de buen rollo que experimento mientras voy en moto. En una segunda parte de este mini diario, os explicaré las partes no tan «agradables» de viajar en “dosruedas”.

Sensaciones placenteras

Las sensaciones de libertad y velocidad son las mayores sensaciones de todas. Sientes que fluyes mientras te dejas llevar por el ritmo que marca la moto.

Sentir el aire o el viento ligero contra tu cuerpo es otra de las mayores sensaciones que puedas sentir. Además es tan físico, palpable, tangible, lo disfrutas en todo momento.

Por otro lado, el estímulo visual es tan impresionante. Poder disfrutar del paisaje, tan extenso y variado. Y es que realmente te encuentras con todo tipo de paisaje. Si ruedas por la montaña, en un momento dado observas que el color verde inunda todo tu campo visual, allí donde mires te encuentras una gran gradación de colores, desde el verde más pálido hasta el más saturado de todos.

Del mismo modo, cuando circulas entre paisajes áridos vives otra de las experiencias placenteras a los sentidos. Aunque en un inicio pueda parecer “soso” circular entre esta vegetación más apagada, no obstante se despliega ante ti una impactante diversidad de colores ocres que te va rodeando y acabas sumergiéndote en sus ondulaciones amarillentas.

Circular rodeando el mar, entre costas, por un lado los pinos y por otro el mediterráneo, es otra de las mejores experiencias que aconsejo para todo aquel que le guste disfrutar de la naturaleza. Sobre todo, si este viaje se realiza en primavera, cuando el sol todavía te permite una tregua de calor, realmente vale la pena, porque disfrutas en plenitud, mientras tus sentidos corporales te recompensan de tu posible largo viaje. Ummm, cada vez que lo pienso, lo añoro profundamente, y es que quiero más, y más…

Del mismo modo, poder ver diferentes animales alrededor tuya y a veces tan cercanos,hace de la experiencia de viajar en moto algo tan especial, que sólo por eso, vale la pena subirse en la “dosruedas” para sentir justo esos momentos. Animales como los alados: águilas, buitres, cigüeñas o los terrestres: caballos, toros, ciervos y muchos otros, son los animales que puedes contemplar y admirar mientras vas rodando. A veces pasas tan cerquita de ellos, que casi los podrías tocas alargando un poco la mano. Repito, estas sensaciones son de las más emocionantes y placenteras que puedes disfrutar “rodando por la carretera”.

Por otro lado, también existen otras sensaciones que no tienen tanta relación con lo físico, con lo tangible, lo corporal, aunque impactan de igual manera sobre ti. En este caso, quizá no sería apropiado hablar de sensaciones o feelings, sino que es algo que va más allá; en cierta manera más allá de tu cuerpo; me estoy refiriendo al fluido mental que invade tu pensamiento mientras recorres la carretera.

Meditación, Reflexión

Por ejemplo, a menudo sientes que entras en un estado como de trance, o incluso podríamos decir en un estado de meditación. Es una sensación extraña de definir. Sientes como que fluyes en armonía con lo que estás viendo. Dejas la mente en blanco, te dejas llevar por la moto.

No sé si se puede comparar con un estado de meditación, porque sinceramente nunca lo he practicado, pero dicen que meditar es dejar la mente en blanco, no divagar de un pensamiento a otro, sino centrar la mente en un punto fijo a través del cual focalizar tu pensamiento. Pues bien, esa sensación es la que experimentas encima de una moto mientras vas rodando a través de entornos y paisajes naturales. La mirada intenta captar todo lo que aparece a tu alrededor, y en ese momento no piensas, solo ves, admiras, disfrutas y dejas que el mundo se pasee a través de tu mirada… ¡Es una sensación tan placentera!

Por otro lado, ir en moto también tiene sus ratos de reflexión, y estos son constantes. Los pensamientos van y vienen, enlazas una idea con otra, poco a poco vas construyendo todo una reflexión en torno a una idea inicial que desconoces de dónde procede, o que por mucho que te lo propongas no sabes por qué motivo estás justo pensado en eso… Son concatenaciones de ideas varias que van fluyendo constantemente en tu mente mientras vas rodando y rodando y rodando…

Pero no todo es así de fluido, los periodos de reflexión también tienen su reverso, y es que no todos los pensamientos que acuden a tu cabeza son placenteros. El exceso de tiempo rodando tiene su contraindicación (como los medicamentos), y a veces es mejor parar de pensar, salir de ese estado de introspección profunda en el que te encuentras en ese momento, y poner el foco en otra cosa. Entonces, miras alrededor y te das cuenta de lo maravilloso que es viajar en moto. Puedes ver directamente, en primera persona, todo lo que te rodea, en contacto con tu cuerpo, con el aire, viento, brisa…

Ay!, es tan maravilloso viajar en moto!

Bueno, de momento, hasta aquí te he ido explicando cuáles son las mejores sensaciones moteras que mi «body» y mi mente han ido experimentando mientras fluyo por la carretera. En el siguiente artículo te contaré cuáles son las «no» mejores sensaciones moteras. Así que, ¡no te lo pierdas!»