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Crítica WestWorld T1

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WestWorld es una serie ideada por Jonathan Nolan y Lisa Joy en exclusiva para la HBO.

WestWorld cuenta con la peculiaridad de que ha sido dirigida en su primera temporada por hasta 8 directores diferentes.

Esta serie, emitida a partir de octubre del 2016 parte de una relativamente nueva e interesante idea para explorar en el ya tan manida panorama de series de TV americanas.

Si bien utilizo la expresión «relativamente nueva» esto es porqué investigando sobre la serie encontraremos a las primeras de cambio que está basada en una película de por allá el 1973 que sin ir más lejos compartía el mismo nombre en USA aunque dicha película en España se cambió por el de «Almas de metal» y escrita por el gran novelista estadounidense de acción y ciencia ficción Michael Crichton. Como vemos la originalidad sigue escaseando en el sector de una forma harto preocupante.

Aclarado su origen, vayamos pues a desgranar su argumentación principal. Imagina un parque de atracciones del futuro donde podrás cumplir el sueño de vivir épocas pasadas, en concreto en la época de los westerns.

Viajarás hasta un realístico y gigantesco escenario donde robots con una apariencia y comportamiento totalmente humano formarán parte de tu particular aventura.

La serie WestWorld cuenta con dos de los grandes de todos los tiempos, Anthony Hopkins en el papel del creador del parque y Ed Harris que se nos muestra como uno de los malos/buenos o buenos/malos de la serie, pero vamos a intentar no hacerte ningún spoiler así que vamos allá con una crítica rápida.

La idea está bien explotada, si bien un cierto exceso de complicación en la trama hace que algunos de los capítulos queden apartados del argumento principal y confieso que estuve ciertamente a punto de quedarme dormido/perder el interés por la serie en algún capítulo. Recuerda que está basada en una antigua película que probablemente no hallas llegado a ver todavía porqué por aquel entonces probablemente no habías nacido así que no está de más darle un ojo a los clásicos.

La máscara de entrada ya revela cierto estilo de producción de muy alto nivel, muy similar a la careta de entrada de Juego de Tronos, y al igual que esta, aunque esto sea algo exclusivamente personal, cuando ya llevas una buena cantidad de capítulos puede resultar algo pesada y quizá demasiado extensa. Yo creo que esto sucede porqué las series son concebidas como antaño, para su reproducción a capítulo por semana y no como se acostumbran a consumir ahora desde que tenemos sistemas de reproducción a la carta. Es decir, ahora las consumimos de dos en dos entre semana y de tres en tres o cuatro en cuatro durante los fines de semana.

Los escenarios son fundamentalmente dos, el edificio del parque de atracciones con sus salas para la reparación y entrenamiento de los robots que rezuman aspecto futurístico y que cuentan también con los despachos de los directivos del parque, el almacén donde llevan a los robots que retiran por problemas y el parque en sí con sus típicos salones y calabozos.

Los efectos especiales son más que correctos si bien no representan mucha dificultad pues los robots son muy humanos y rara vez precisan de grandes alardes técnicos para reproducir sus partes interiores al puro estilo Terminator.

El trabajo de los actores es, como no podría ser de otra forma, prácticamente impecable. La principal protagonista de esta temporada Evan Rachel Wood resulta quizá algo anodina, una belleza muy plana sin mucho atractivo, así como el elenco general de actores donde el equilibrio y las buenas actuaciones se sitúa por encima del plano estético que tienden a realzar otras muchas series. Destacando como no podría ser de otra manera el enorme peso interpretativo de monstruos del séptimo arte como los anteriormente citados Anthony Hopkins y Ed Harris.

Hay cierto trasfondo filosófico-psicológico en la serie, aunque sin grandes pretensiones. Por un lado la búsqueda de la perfección humana en sus creaciones, los robots, búsqueda que puede llegar a resultar absurda desde una óptica lógica pero inherente a nuestra condición humana. Otros vicios, actitudes virtudes o defectos como la exagerada posesión por lo creado, el sometimiento de la voluntad robótica a la humana y como no el previsible y quizá inevitable sentimiento que se despierta o transfiere a los propios robots de rebeldía que acaban por anhelar una mayor autonomía y que son capaces de salirse de su programación original tras tener flashes con recuerdos anteriores a su último reseteo/restauración de software.

Por el momento tan sólo tenemos una primera temporada en HBO  compuesta por 10 episodios con una duración cercana a una hora por capítulo. Esta serie ya ha cosechado grandes críticas, obteniendo una clasificación de 9,2 en IMDb contando con más de 100.000 y una nota de 7,8 sobre 10 en Filmaffinity en el momento que he redactado este artículo. En los medios de comunicación ha sido aclamada y ha superado con nota el enorme hype que la acompañaba antes y durante el momento de lanzamiento.

Es sumamente fácil imaginar nuevas temporadas ubicadas en otras grandes épocas históricas, una diversificación de la oferta de parques temáticos históricos si bien, el nombre de la serie no nos parece tan adecuado. Si por el contrario no cambian la época nos es difícil pensar que la serie siga cosechando tan buenas críticas en temporadas venideras.

La maquinaria comercial y de marketing ya ha desplegado su enorme poder lanzando al mercado todo tipo de recuerdos, adornos, camisetas y miniaturas con los que algunos se autoidentifican con esa serie.

La revolución de las máquinas ha llegado. ¿Estás list@?

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