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Tipos de piel

Tipos de piel1

En términos generales existen cuatro tipos de piel: piel normal, seca, grasa y mixta. No obstante dentro de esta tipología podemos encontrarnos una gradación de cada tipo de piel, aunque normalmente es la piel seca la que se diversifica con mayor frecuencia que el resto; en esta familia encontraríamos también la piel sensible.

Foto de un perfil femenino, recortado sobre un fondo negro. Foto en blanco y negro.
Tipos de piel

Los estudios indican que el tipo de piel viene determinado en gran parte por la carga genética de la persona, pero también señalan que hay que tener en cuenta otra variable como son los factores externos e internos ya que estos pueden afectar y, por consiguiente modificar, los diferentes tipos de piel.

Por otro lado, debemos tener en cuenta que la piel también cambia con el paso del tiempo, con el envejecimiento. Este es otro factor importante a la hora de valorar qué, tener un determinado tipo de piel a priori, en una determinada edad como podría ser la adolescencia o la juventud, no tiene porqué significar que sea una constante en nuestras vidas.

Como ya veremos más adelante, la piel, esa parte tan importante de nuestro organismo, va cambiando paulatinamente conforme pasan los años, variando de un aspecto y textura a otro. Es importante tener en cuenta este factor cronológico si pretendemos (como es lógico) ser responsables del buen mantenimiento de nuestra piel.

Si os parece, a continuación os explicamos un poco las características de cada tipo de piel para que de esa manera tengáis una referencia sobre cuál es vuestro tipo de piel. O, en otras palabras, de esta forma sabréis cuál es el tipo de piel que “viste” diariamente vuestro preciado cuerpo.

¿Qué es una piel normal?

Foto retrato en blanco y negro de una chica
Piel normal

Ya sabemos que el concepto «normal» es difícil de definir ya que es una palabra que solemos utilizar para nombrar aquellas cosas que entran dentro del estándar o del término medio. No obstante, en cuanto a la piel, podemos decir que se considera una piel normal aquella que posee un buen equilibrio, es decir, que no es una piel grasa ni seca.

Una piel normal se caracteriza por ser suave al tacto, tersa, no se enrojece, su tono es bastante uniforme aunque a veces pueda brillar un poquito.

También es una piel de poros finos, suave y lisa, normalmente no presenta imperfecciones aparentes, la piel suele ser de una textura aterciopelada y fácil de cuidar. Además, este tipo de piel posee una buena circulación y elasticidad.

Una piel normal aguanta perfectamente las diferencias de temperatura y humedad sin que su textura se resienta. Esto es debido a la composición de sus células que producen la hidratación necesaria que precisa la piel para protegerla del efecto de las diferentes bacterias.

Normalmente, para el cuidado de esta piel con una limpieza e hidratación diaria es más que suficiente para que luzca suave y uniforme.

Cuidados para la piel normal

Para el cuidado de las pieles normales, al igual que el resto de pieles, también necesitarás productos cosméticos como hidratantes, mascarillas y exfoliantes aunque tu piel sea de las mejores. Para ello se recomienda:

  • Usar cualquier producto desmaquillante: agua micelar, leche, aceite o espuma desmaquillante.
  • Usar crema hidratante específica para piel normal.
  • Usar un exfoliante suave para utilizar una vez por semana.
  • Usar una mascarilla suave una vez por semana.

¿Qué es una piel seca?

Retrato en color de una chica con una mascarilla puesta en la cara
Piel seca

Una piel seca se caracteriza porque no produce el sebo necesario para mantener la piel en buen estado, como consecuencia de ello tampoco produce los lípidos que necesita para mantener la humedad necesaria que proteja la piel de los factores externos.

Se puede decir que con el paso del tiempo, es decir, con el envejecimiento, la piel suele resecarse más de lo normal. Este tipo de piel se da con mayor frecuencia en las mujeres y no tanto en el sector masculino.

Por otro lado, también existe una variación dentro del fenómeno de la piel seca. La piel seca puede dividirse en varios tipos: piel más seca de lo normal, piel extremadamente seca, o piel muy seca. Del mismo modo, sabed que este tipo de piel recibe el nombre médico de Xerosis.

El origen de la piel seca está producido, por un lado por la falta de factores hidratantes naturales, que son los responsables de generar los aminoácidos y el ácido láctico necesarios para la buena hidratación de la piel y, por el otro, por la falta de los ácidos grasos y las ceramidas, que son los lípidos epidérmicos que actúan como barrera de la protección de la piel.

Además, hay que pensar que la piel siempre está perdiendo agua, bien sea por la transpiración que el ser humano produce, causada por la práctica de ejercicio o por el calor (entre otros motivos) o, también se produce pérdida de agua de forma natural, se conoce como la pérdida transepidérmica de agua, y es que llegamos a perder alrededor de medio litro de agua al día de forma pasiva sin necesidad de hacer ningún ejercicio extra para que ello suceda.

En definitiva, la piel seca se caracteriza por su falta de lípidos, agua y déficit de hidratación. Su tacto suele ser áspero, presenta síntomas de descamación, tirantez, a veces incluso pueden apreciarse manchas. Y, por otro lado, en ocasiones puede provocar picor y algunas molestias debido al enrojecimiento, irritación y sequedad de la piel.

En invierno, con los cambios constantes de temperaturas (pasar del interior al exterior), la piel se reseca con más frecuencia sobre todo en las piernas y los brazos, además del rostro, donde la sequedad se manifiesta mediante el enrojecimiento producido por  irritaciones o inflamaciones varias. La falta de sebos y lípidos protectores son los responsables de que la piel reaccione de esta manera ante factores externos.

Cuidados para la piel seca

Ante una piel seca debemos usar:

  • Una gama de productos de limpieza facial que contenga leche o solución limpiadora con pH neutro.
  • Usar cremas y bálsamos hidratantes ricos en ceramidas y ácidos grasos.
  • Usar sérum con activos antiedad o antimanchas ricos en retinol o ácido hialurónico.

¿Qué es una piel grasa?

Primer plano retrato de una chica de perfil
Piel grasa

La piel grasa es aquella que produce un exceso de sebo, también recibe el nombre de seborrea. Se caracteriza por ser una piel donde los poros son bastante visibles, ya que están bastante dilatados, además de tener una cierta brillantez que se aprecia a simple vista.

Por otro lado, el acné junto con la presencia de granos de diferente grosor (de puntos negros y blancos) son síntomas claros de una piel grasa.

La piel grasa puede estar producida por varios factores, normalmente los causantes de este tipo de piel son en primer lugar la genética, este factor condiciona bastante el que tengamos esta tipología. Por otro lado, también son causantes de la seborrea aspectos como los cambios y desequilibrios hormonales, el estrés, el tipo de medicación que se esté tomando o incluso también algunos productos de cosmética que acentúan la producción de sebo. Aunque, del mismo modo, ingerir una mala alimentación, la contaminación o una fatiga extrema también son los responsables de potenciar la piel grasa.

En definitiva, el tener una piel grasa se debe a la producción de una hipersecreción sebácea causada por las glándulas sebáceas, que producen más grasa de la necesaria, aunque lo hacen con la finalidad de ser un escudo protector de las agresiones externas.

Cuidados para la piel grasa

Ante una piel grasa debemos usar:

  • Una gama de productos suaves compuestos de leches, geles y jabones.
  • Desmaquillante de la piel para usar cada mañana y noche.
  • También es recomendable usar cremas hidratantes ligeras y matificantes para reducir el brillo de la piel.
  • Una vez por semana utilizar exfoliantes y mascarillas para eliminar impurezas.

¿Qué es una piel mixta?

Cara de una chica sumergida en agua blanca como si fuera leche
Piel mixta

La piel mixta, como su nombre bien indica, es aquel tipo de piel que comparte las características de una piel seca y una piel grasa. Se conoce también como la típica piel de la zona T.

Por un lado nos encontramos que algunas zonas de nuestra piel produce un exceso de grasa, de sebo, mientras que otras partes carecen de los lípidos necesarios para que se produzca una buena hidratación.

La piel mixta se caracteriza, como hemos comentado antes, porque posee una zona T, que está compuesta por la frente, la nariz y la barbilla (en este orden) donde se puede apreciar un tipo de piel de poro agrandado y dilatado, normalmente con alguna impureza.

La zona T posee un aspecto brillante y suave debido al exceso de sebo, mientras que el resto de la cara, en concreto las mejillas, corresponderían a una piel categorizada entre normal o seca. En este caso las mejillas suelen tener presentar un aspecto apagado, rugoso y tenso debido a la falta de agua y lípidos que caracterizan las pieles secas.

Cuidados para la piel mixta

En estos casos al tratarse de una piel que contiene zonas grasas y secas, el cuidado es doble. Para el tratamiento de la zona T se recomienda:

  • Utilizar una loción o leche especial para las pieles mixtas.
  • Usar crema matificante para hidratar la zona T, reducir los poros y eliminar el brillo.
  • Utilizar mascarilla purificante o un exfoliante una vez por semana para eliminar impurezas.

En cuanto a las zonas secas de la cara, las mejillas, se recomienda:

  • Usar crema hidratante para piel seca.
  • Usar una mascarilla con efecto hidratante.
  • Usar un exfoliante una vez al mes.

No obstante, si el tener que utilizar productos distintos para cada parte de la piel puede llegar a resultar un engorro excesivo, afortunadamente, hoy en día existen productos únicos que sirven para el tratamiento integral de la piel mixta.

Conclusión

Como habréis podido observar, cada clase de piel se caracteriza por una serie de rasgos propios.

Lo más importante es identificar aquellos factores que determinan cada tipo de piel, ya que de esa manera podremos actuar de la mejor forma posible a la hora de cuidar nuestra piel, siempre y cuando esta opción esté en nuestras manos.

Está claro que no podemos luchar contra nuestra genética. En este aspecto estamos bastante limitados. Pero en cambio podemos cuidarnos lo mejor posible si conocemos cuáles son nuestras carencias.

Sabemos que un exceso de sebo es característico de la piel grasa, al igual que sabemos que la piel seca es la causante de nuestro aspecto tenso y reseco causado por la falta de lípidos y agua. Entonces, una vez conocemos las causas que originan estos desequilibrios, solo toca poner remedio a ello, a través de los cuidados para la piel que hemos estado comentando en cada uno de los casos que hemos tratado.

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