En nuestro viaje por la Navarra rural, del que ya te he contado sobre alguno de los destinos, como Pamplona, Etxalar y otros llegamos al pueblo de Santesteban tras recorrer la bonita carretera rural NA-4040.
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Una carretera muy destable por su belleza para aquellos que les gustan las rutas con vistas, inclusive para motoristas aunque su asfalto y la estrechez de sus carreteras a veces no es lo más deseable.
Volviendo al pueblo, te contaré que allí, en Santesteban, comimos un típico menú de mediodía en un bar de los de toda la vida, el bar Maylin.
A la NA-4040 llegamos por la aún más bonita carretera NA-4114, una carretera de montaña que nace desde Orokieta pasando por pequeñísimos pueblos como Ola, conserva un encanto rural sin parangón.
Al poco llegamos al pueblo, relajados tras ese relajante viaje a través de los pueblos de la Navarra más rural.
Ese día, y tras la cena de la noche anterior que fue una cena exclusivamente basada en tapas habíamos pactado de mutuo acuerdo portarnos mejor y comer algo más tradicional, queríamos realmente un típico menú de tres platos. Comer comida local al plato.
Así que tras llegar a Santesteban aparcamos pasado el río, para luego deshacer parte del camino desde que entramos hasta que aparcamos a pie.
Justo desde antes de cruzar por el puente veías una esquina que estaba realmente animada, era un domingo de julio, soleado y todo el mundo estaba en las calles, de tapeo, deambulamos por el pueblo arriba y abajo parándonos en cada restaurante a la caza de alguno que nos llamase poderosamente la atención.
El animado pueblo de Santesteban
Este bonito pueblo de Santesteban tenía censado hace ya unos años, por allá el 2017, 1.732 habitantes y creo que en ese momento estaban todos en la calle. Muchos de esos 1.732 habitantes parecían entrar y salir del bar Shanti, un bareto curioso por su construcción y ubicación, justo al lado del río
El Shanti es un bareto que te captura por su gran animación, además de por los pósters que decoraban su interior y las numerosas motos aparcadas en su puerta, y es que diría que se trata un bar de moteros, en todo caso el ambiente era muy festivo, mezclando personas de muy diferentes edades. Desde luego gran parte de esos habitantes estaban allí en ese momento, tenía pinta de ser el bar donde socializaban los lugareños.
Por la hora tardía que ya marcaba mi reloj y por algún que otro efluvio gastronómico que llegaba a mis fosas nasales, descubrí que ese danzante olor que emanaba el Shanti provenía desde la cocina, un aroma delicioso, tanto que finalmente tuve que apelar a las camareras sobre él hasta averiguar a qué alimento correspondía ese olor.
Total que tuve que pedirme no un frito de queso, si no dos, por dios que rico que estaba! Se trata de una especie de bola rebozada donde en su interior reposaba una tibia, por lo de templada, mezcla de quesos entre los que destacaba un fino queso azul y lo que posiblemente reconocí como un Idiazábal, en boca cada bocado que le proporcionaba a la bola estaba tremendo, tanto que olvidé sacar la cámara para tomarle unas fotos, así que tarde o temprano deberé volver.
Tras una o dos ingestas del agradable Txacolí local, y como en el Shanti parecían no servir esa tradicional comida al plato, un menú típico y eso lo que habíamos pactado, recorrimos todo el pueblo, creo que un par o tres de veces, y el resto de los restaurantes, que tampoco eran muchos, a lo sumo tres o cuatro, parecían discretos, punto y a parte de el Shanti, que estaba realmente muy pero que muy animado, total que decidimos probar suerte en el Bar Maylin.
El Bar Maylin
De entre todos esos tres o cuatro bares por los que pasamos tirando la mirada a su interior, y tras una segunda pasada por todos ellos nos decidimos por el Bar Maylin donde tomamos dos menús por 14 euros cada uno.
Este bar dispone de unas 5 o 7 meses más la terraza, que contará con unas dos mas, sirven un menú sencillo y casero.
El servicio y la presentación de los platos del Bar Maylin
Este bar lo llevan gente bastante joven y son camareros muy dispuestos, cualquier sugerencia o petición será atendida con gran interés y esmero.
La presentación de los platos es acorde con el restaurante, sencilla, es de esos lugares que comes como en casa, sin decoraciones ni elementos extras pero con un sabor natural y auténtico.
El primer plato del menú del Bar Maylin
A destacar, el sabor casero de todos los platos que comimos, empezando por los primeros, donde una muy apetecible ensalada con productos de la tierra, de proximidad.
Realmente la ensalada estaba muy rica, con abundante tomate, de esos con auténtico sabor a tomate, un sabor que hoy en día cuestan encontrar en fruterías y mercados.
Además estaba acompañado de grandes yescas de atún, unas buenas hojas de sabrosa lechuga, maíz y una rica cebolla, que al igual que el tomate era de muy destacable sabor. El conjunto de la ensalada destilaba un auténtico sabor casero.
Aunque claro, hemos destacado una «simple» ensalada, así que diría que casi es más destacable la pasta a las setas que se pidió mi acompañante, una pasta excelentemente cocinada, al dente y con mucho sabor gracias a las setas que habían sido salteadas sabiamente con ajo.
El plato de pasta a las setas desde luego fue un plato contundente, de esos que sacian casi cualquier estómago.
El segundo plato del menú del Bar Maylin
Llegamos al plato principal, o segundo plato, donde yo me decidí por un entrecot con patatas fritas, lo sirvieron al punto, la carne se mostraba tierna en boca y la ración contaba con un tamaño más que correcto, no excesivo como en algunas cocinas donde comerse un entrecot puede ser un auténtico desafío incluso para los que como yo, pecan algo de glotonería.
Desde luego que el sabor de la ternera que me sirvieron seguía igual de natural que en los platos anteriores, todo destilaba frescura y excelente sabor.
Mi pareja se pidió a diferencia de mi unos calamares en su tinta, yo los llegué a probar, y creo que quizá ese fue el plato más bueno de todos los que tuvimos la ocasión de probar. Los calamares contaban con un excelente sabor y como el resto de platos, servidor en una correcta ración.
Al referirme a las raciones como correctas, quiero destacar que las mismas eran justas, es decir que no sobraba nada, y que el conjunto de ellas saciaban sin sufrir un llenazón estomacal.
El postre del menú del Bar Maylin
El postre, donde ambos coincidimos, fue una tarta de peras casera con crema de leche que estaba realmente delicioso. Desde luego, era para repetir.
¿Dónde está el Bar Maylin?
Aunque ya te hemos contado dónde está, y por tratarse de un pueblo relativamente pequeño no te costará mucho encontrarlo, toma nota de la dirección exacta y no lo dudes si está por la zona, comerás de menú muy bien muy bien y a un precio correcto, acorde con la calidad:
Calle Parroquia, 15
31740 Santesteban, Navarra