Antes que dar lugar a la confusión y al libre albedrío generado por el títular, vaya por delante que colocarse, tajarse, emborracharse o drograrse representan todas ellas un conjunto de actividades tanto individuales como grupales que consideramos como una insana actividad.
Si bien y aunque estos consumes sabemos que no sientan bien al cuerpo si lo puede hacer, durante ciertos momentos a la mente, claro que el riesgo que estarás asumiendo con su consumo será muy alto.
Lejos de pretender dar una lección moral sobre si el emborracharse puede resultar positivo, inadecuado o no, en lo que si que me voy a mojar es en que resulta casi siempre divertido. O al menos lo es hasta la llegada de la a veces inevitable resaca o la todavía mucho peor adicción a estas sustancias.
El acto de emborracharse puede tomar varios sinónimos, algunos refiriéndose al tipo de sustancia y el cómo las ingieras sea bebido, comido, esnifado, fumado o inyectado. Por este motivo preferimos llamarlo por algo más global, así como «colocarse» o «tajarse» ya que estos dos términos incluyen todos esos momentos de placer independientemente de la sustancia empleada y el método de administración.
Tanto es así que existen múltiples formas de colocarse, de las cuales el cine y las series se han hecho reflejo en estos momentos álgidos de pura evasión humana, así que en este breve artículo os recopilo las que para mi son las mejores escenas de cine donde un buen colocón es el verdadero protagonista.
El colocón de DiCaprio en El Lobo de Wall Street
El colocón de Jordan Belfort en El Lobo de Wall Street protagonizado por Leonardo DiCaprio es quizá el primero de nuestra particular selección de grandes colocones del cine.
Este filme salió de la mente de Martin Scorsese en el año 2013. Su protagonista era Leonardo DiCaprio, quien además no estaba sólo en esa escena del colocón, si no que a la misma vez hacía lo propio el actor Jonah Hill con un momento sublime.
Mítica es para mi la conversación que mantienen ambos al teléfonotras llegar a sus respectivas casas tras el colocón inicial. Ambos literalmente se arrastran hacia el teléfono y mantienen una conversación trascendental, cabe señalar que su colocón va con efecto retardado.
El colocón de Travolta en Pulp Fiction
Travolta sabía bastante de esto de colocarse, o al menos así lo parece tras su escena en Pulp Fiction, una película de culto, dirigida por un gran Quentin Tarantino en 1994.
Por si no te sitúas, me refiero a aquella escena en la que se inyecta cierta sustancia en su organismo. Entorna los ojos y se deja llevar por una ola de placer inconmensurable. A diferencia de otros, este colocón no fue colectivo, fue personal y sumamente convincente.
En la misma Pulp Fiction, la bella protagonista femenina, Uma Thurman también disfruta de su particular colocón. Aunque en el caso Uma este quizá es tan excesivo que abandona esa conexión con el puro placer que si que vimos en John Travolta. Pero desde luego es creíble y está genialmente interpretado.
Colocón masivo en Resacón en las vegas
Otro de los colocones épicos del cine, el más masivo hasta la fecha de entre nuestras tajas cinematográficas favoritas, lo puedes ver en Resacón en las Vegas, una película de 2009 dirigida por Todd Phillips donde todos los protagonistas pillan una monumental cogorza.
Si bien esta película se ha convertido ya en toda una saga, es la primera de las película la que a mi parecer es la única que merece la pena ver, y es que no se podías esperar otra cosa de un grupo de amigos que se reúnen para celebrar que uno de ellos se casa. Una despedida de solteros de ensueño.
La película cuenta con momentos increíbles, principalmente aquello de la resaca del día siguiente, una película protagonizada por los actores, de la foto, de izquierda a derecha, Zach Galifianakis, Bradley Cooper y Ed Helms
El colocón de Trainspotting
Otra de mis películas favoritas, Trainspotting de 1996 con un Ewan McGregor espléndido, rodeado por un universo de amigos, casi todos adictos a la heroína, y con algún que otro amigo que además es un violento psicópata.
El director de esta película Danny Boyle firmó un espléndido retrato de la ciudades marginales de Reino Unido de finales de los 90, donde lo cutre y la droga tejen una trama tan atrayente como repugnante. Todo ello acompañado por una banda sonora impecable.