Este fotógrafo húngaro nació en 1899 en la población de Brassó, y murió en Francia en 1984.
En realidad, se llamaba Gyula Halász, pero adoptó el seudónimo de Brassaï en honor a la población donde nació.
Hacia los años veinte del siglo pasado se traslada a París y es en esta ciudad donde empieza a mantener contacto con figuras artísticas como Picasso, Dalí, Braque, y fotógrafos de la talla de Eugène Atget y André Kertész.
Brassaï puede ser considerado como el fotógrafo de la noche parisina ya que con la única compañía de su cámara fotográfica recorría constantemente las calles y las cafeterías francesas es busca de imágenes vivas que mostrar.
Brassaï se apropia de la noche parisina, y a su vez ésta se deja atrapar con todo su esplendor nocturno para mostrarse tal cual es: inmensa, oscura, brillante, prometedora…
La noche parisina de Brassaï
Brassaï era único captando la cotidianidad urbana, y sabía sacarle provecho a cualquier gesto que observaba, nada escapaba a la mirada de este autor, y en cada situación que se le ofrecía buscaba la intensidad del momento.
En este sentido, hay una imagen que se hizo famosa en todas partes, en la cual podemos ver a una pareja de enamorados sentados a la mesa de una cafetería.
Brassaï aprovecha el momento, y dispara la foto justo antes de que el amante bese a la chica, y es que lo que importaba en ese instante, quizás no era tanto el beso de los amantes, sino el preámbulo “escénico” que supo captar en ese momento.
Los componentes que integran la imagen, la pareja, el bar, los espejos, el blanco y negro, todo junto destacan el halo de magia y complicidad que transmite la fotografía en su conjunto.
Está claro que Brassaï supo coger la oportunidad que le brindó el momento y congelarlo para la eternidad.
Tal y como hemos dicho, Brassaï era una persona asidua a recorrer la urbe parisina, y eso se demuestra viendo la fuerte presencia que poseen las personas en la obra que el autor nos ofrece. Estas personas llenan cada composición con su volumen físico y revelan la implicación genuina del fotógrafo. A pesar de que Brassaï transformaba la vida en imagen fotográfica, sus fotografías siempre supusieron una confesión de humanidad.
Por otro lado, Brassaï fue un innovador, y descubrió nuevos temas fotográficos como el de fotografiar las pintadas de las calles parisinas, sobre todo cuando la ciudad oscurecía. No obstante, esta afición tuvo que abandonarla temporalmente durante la ocupación alemana de Francia, ya que se le prohibió ejercer su profesión de fotógrafo durante la guerra.
Brassaï está considerado como otro de los grandes maestros de la fotografía, y ciertamente no podemos pensar de otra manera si nos remitimos al legado de imágenes que este autor nos ha regalado. Así que, sin más “miramientos”, conózcanlo, seguro disfrutarán de sus fotos.