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La observación: participante o no participante

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¡Hola chic@s! Bienvenidos a la sección social de tiroriro.com

En esta ocasión os hablaré de la observación participante o no participante, como una de las herramientas más útiles y prácticas para la obtención de diagnósticos en el ámbito social.

Dicha observación está considerada como una de las principales vías de conocimiento que puede adquirir un trabajador o educador social en el desarrollo de su acción social.

Mediante el conocimiento obtenido a través de la observación (veremos que existen diferentes tipos) el educador social dispondrá de más información del entorno o contexto que ha observado, y ello le será de gran utilidad para saber aplicar el tipo de intervención más adecuada para cada momento.

Por otro lado, aunque la observación que vamos a tratar en este artículo está orientada al ámbito de las ciencias sociales, es bastante común que también se realice en estudios de investigación de otras disciplinas, fundamentalmente científicas.

No obstante, de lo que nosotros vamos a hablar es de una observación cualitativa, basada en datos más subjetivos y, no tanto de una observación de carácter cuantitativo (aunque también diremos algo de ello) que está más enfocada a la obtención de datos numéricos.

Así qué, si te apetece, sigue leyendo y aprenderás un poquito más con nosotros.

La observación participante

Pues como habréis podido intuir, la observación participante consiste precisamente en eso: en observar participando.

La observación participante es una técnica de estudio social principalmente válida y eficaz para el estudio de fracciones de la sociedad, que por contingencias varias pueden considerarse en peligro de riesgo social. Por ese motivo es muy recomendable llevarla a la práctica en colectivos minoritarios, grupos étnicos o cualquier otro tipo de organización con características especiales.

Pero, os preguntaréis, ¿cómo se hace? Porque decirlo así parece muy simple, ¿pero en qué consiste exactamente?

¿Cómo se hace la observación participante?

Bueno, pues veréis, esta técnica de participación es la que más se utiliza en la educación social. Consiste en “infiltrarse” en la población objeto de estudio, e ir analizando y valorando su comportamiento mediante la observación.

En otras palabras, la observación participante es un proceso de investigación que nos ayuda a detectar qué roles ocupan las personas en una sociedad dada. Podemos decir que nos facilita la comprensión de la realidad social bajo la óptica de los propios implicados.

La forma práctica de la observación participante es la interacción continua con los sujetos de estudio. En este caso, el observador debe convivir y participar con el colectivo o sociedad que está observando para poder conocer sus características, por ese motivo se considera una observación participante.

Un rasgo característico de la observación participante consiste en que ésta puede ser de forma abierta o encubierta. Si es abierta, los propios miembros del grupo de estudio deben saberlo y  aceptarlo, mientras que si es encubierta, pues ya sabéis: “nadie sabe nada”.

Una de las principales ventajas de la observación participante es la obtención de la información en primera persona, es decir, mediante este tipo de observación el educador o investigador consigue la información mediante el estudio y la participación directa con el grupo o contexto en el que se está conviviendo.

Requisitos del observador participante

Para realizar una buena y correcta recogida de información en el transcurso de una observación participante, el observador participante debe tener unas premisas claras:

  • El observador debe implicarse en las actividades del grupo y realizar una observación objetiva.
  • El observador debe tener una mente abierta y atenta a cualquier circunstancia que se produzca durante la observación.
  • El observador debe tener presente que el rol que desempeña es doble: por un lado participa como uno más del grupo, pero por el otro debe tener la capacidad de distanciarse con el objetivo de ser lo más neutral posible (ya sé que esto puede resultar muy complicado).

Precisamente, uno de los retos a los que se enfrenta un observador participante es al vínculo “estrecho” que puede establecerse con los componentes del grupo o entorno en el que participe.

Herramientas para la recogida de datos

Normalmente las herramientas que utiliza un observador participante para la recogida de datos suele ser mediante «notas de campo» o «un diario» a través de los cuales, el observador va anotando todos aquellos acontecimientos que van desarrollándose en la vida cotidiana del grupo con el cual está participando (seguramente este aspecto lo trataremos en otro artículo, si os parece).

Hasta aquí, más o menos, lo que da de sí una observación participante. Ahora vamos a por la otra: la observación no participante.

La observación no participante

Al contrario de lo que ocurre con la observación participante, en este caso, la observación no participante se produce sin que haya ningún contacto, o mejor dicho, ninguna interacción con el sujeto o grupo de estudio.

La observación no participante suele aplicarse en un segundo plano, o por decirlo de otra manera, se suele aplicar en los casos en los que ya se ha realizado previamente una observación inicial como puede ser la observación participante.

La observación no participante sirve para ampliar, perfeccionar y verificar los datos obtenidos dentro del proceso de investigación. Este tipo de observación es idóneo para la recogida de datos cuantitativos.

Características de la observación no participante

Uno de los rasgos que caracterizan la observación no participante es que ésta precisa de una planificación más exhaustiva o sistemática del proceso de observación.

El análisis de estudio debe ser preciso y concreto. La muestra seleccionada para el estudio de investigación debe representar todos los aspectos objetos de estudio. Además, deberá especificarse qué tipo de instrumentos se utilizarán para la recogida de los datos. Normalmente los instrumentos idóneos para la elaboración de este proceso suelen ser las «listas de control», o «escalas de estimación». Más adelante, en otro artículo hablaremos de ello.

Conclusión sobre la observación participante y no participante

En definitiva y, como conclusión sobre el tipo de observaciones que hemos estado viendo hasta ahora destacar qué, cuando la observación es participativa, el observador encargado de ello se implica totalmente en la “cotidianidad” del objeto de estudio. Participa con la comunidad en todos los aspectos como si fuera un miembro más del grupo objeto de estudio.

Por otro lado, cuando el tipo de observación es NO participativa, los datos obtenidos fruto de la investigación se realizan mediante medidas o instrumentos cuantitativos basados en datos estadísticos. Es decir, no hay una relación directa o, contacto directo, entre el observador y el sujeto o grupo de estudio.

En otras palabras: la observación participante es de carácter cualitativo, mientras que la no participante es cuantitativo.

Bueno chic@s, lo dicho, no nos hemos extendido mucho en la explicación de los tipos de observación participante o no participante. Nuestro objetivo no es apabullaros con una teoría densa sobre el tema, sino que tengáis una aproximación sobre aspectos que consideramos interesantes del ámbito social.

Con el tiempo iremos desarrollando más artículos «sociales» para que vayáis construyendo algo así como un «índice» informal sobre estos interesantes temas.

Mientras tanto podéis iros mirando un par de artículos que tienen bastante relación con el tema de la observación que estamos estudiando en esta entrada. Son los siguientes:

Recogida de datos: observación estructurada y Recogida de datos: observación abierta.

Venga, ¡nos vemos!

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